Charla 6/04/13

Informe de Observación en campo-Perspectiva vincular

Hola a todos,
como alguno de ustedes saben estoy haciendo la especialización en familia y parejas en el Hospital Italiano.
Aunque con bases psicoanaliticas, ellos abordan la terapeutica desde lo vincular.
Comparto con ustedes un informe que realicé luego de algunas observaciones en consultorio.
Espero les guste
Saludos
Cecilia

La observación corresponde a dos sesiones de un tratamiento que ya lleva aproximadamente un año.

Durante las tres entrevistas observadas, concurren Dante de 15 años de edad y su mamá.

El tratamiento comienza luego de una  consulta de ambos ante una situación que los preocupa, el vínculo con la hermana mayor de Dante de 21 años de edad, quien ha recibido tratamiento psicológico y psiquiátrico con diagnostico de “trastorno límite de la personalidad”. Relatan que la vida con ella es insostenible debido a las agresiones persistentes hacia ellos. Esto los lleva a situaciones de incomodidad incluso no pudiendo invitar amigos al hogar donde habitan los tres.

Pareciera que la unión entre Dante y la madre es fuerte (¿) en tanto destitución de otro.

Según I. Berenstein: “Solamente entre otros se puede ser único y diferente, mas no aislado. Arendt sostiene que habría una diferencia entre la persona que está con otra y la que está a favor de otra. No estar ni a favor ni en contra es estar con el otro en tanto admitir diferencia y ajenidad. Estar a favor es estar con esa persona en el mismo lugar, lleva a la identificación, estar en contra lleva a que el otro no exista”

Los padres de Dante están separados. El padre de Dante, hasta el momento, no se ha presentado a ninguna de las sesiones a pesar de haber sido convocado.

La hermana tampoco, dejando bien en claro que no compartiría un espacio de ese tipo con su madre. Según relatan el vínculo de la hermana de Dante con el padre es buena.

La madre está de novia con un vecino del edificio, sin embargo según comenta no puede entrar a su propia casa, ni él ni sus hijos porque la hija no lo permite, teniendo que encontrarse con su novio y los hijos de éste en la terraza del edificio.

Durante la primera observación el clima es distendido pero no fluido. Si bien no se nota agresión ni violencia, tampoco se nota el clima del fluir, sobre todo en Dante.

La mamá de Dante relata que Dante el viernes anterior había enloquecido. Que le había dicho que se había “cansado de ser el bueno”.

La madre agrega que lo desconocía de ese modo, que le había gustado que se enojara pero que lo que no le había gustado, era que no le pidió perdón.

Este comentario de la madre inquieta a Dante quien rápidamente toma otra actitud, incluso corporal, siendo ahora, se podría decir más comprometida.

Dante enuncia, casi tapando el comentario de la madre, “Me cansé de no decir lo que me gusta. Doy pero recibo poco. Recibo menos de lo que doy, me estoy empezando a dar cuenta que no me devuelven”.

Si bien  se percibe y hasta se podría hipotetizar, que la relación entre Dante y la madre es sostenida por una complicidad basada en la destitución de un tercero, en este caso la hermana de Dante,  y no en un vínculo de alianza, queda, ante la intervención del analista, en evidencia que en la terapia vincular se despliega un encuentro distinto.

Se rompe la trama por la inclusión de otro que modifica el lazo, irrumpe desde y con, su presencia y hasta incluso interferencia, inaugurando otra otredad vincular.

Retomando la última frase de Dante, algo de la novedad irrumpe, “este no es Dante” dice la madre. Sin embargo, y sin lugar a dudas, sigue siendo Dante.

Es allí en la sesión vincular donde aparece otro origen, donde al mismo tiempo se ven repetición y novedad, representación y presentación. No es sin historia y no es sin novedad. Novedad no como inédito, sino como algo que sucede en y bajo esa circunstancia.  Es desde la producción de ese encuentro, que se configuran subjetivamente.

No vienen sujetos sino que devienen sujetos.

Hay un solo, único y petrificable Dante?, Lo mismo con la madre?

Será posible pensar que Dante no es uno solo y menos aún siempre el mismo? La tendencia a identidad única e irrevocable tranquiliza, tal vez porque imaginariamente eterniza.

Esta familia, como inicialmente, ya no “es”. Porque ya no “son”. Porque afortunadamente nunca “fueron” como cuestión acabada, como una fotografía. Pero pueden soportar que ya no son y que en verdad nunca fueron?

Cómo hace el analista desde la vinculación para convocar a dar cuenta de esto y  que se dejen producir por lo que devienen?

Cómo hace el analista para dejarse convocar, afectar y afectarse a y en  la vinculación?

Espinosa dice que un cuerpo es la capacidad de afectar y ser afectado.

El encuentro es habitar y dejarse habitar por el problema, por la pregunta, es la contigüidad, no la continuidad. No importa el acuerdo sino el encuentro, el verdadero encuentro que hace nuevos sujetos.

Dante está enojado porque en la materia comunicación el profesor le puso un uno. Él quiere saber el motivo por el cual le pusieron un uno. Relata, no sin enojo, que fue a hablar con el profesor y le pidió, en buenos términos, que le explicara  el motivo de esa nota. La respuesta fue el silencio. Esto irritó aún más a Dante quien le pide a la madre que lo ayude. Concretamente que vaya a hablar con el profesor. La madre responde casi de manera automática: “algo habrás hecho”.

Queda a la intemperie la institución (escuela, profesor) como lo instituido, como la ley incuestionable. Podemos ver las corrientes contrapuestas. Por un lado la corriente sólida, instituida donde las cosas son “por algo”, el deber ser y la responsabilidad de soportar las consecuencias por parte de Dante, sin lugar a la pregunta. Por otro lado la líquida, la fluidez, abierta a la explicación, al análisis, al diálogo.

Como consecuencia de una intervención de la analista, donde señala la contradicción de la materia que dicta ese profesor, justamente “comunicación”, y la falta de respuesta y diálogo ante la pregunta de Dante, se inaugura otro momento, donde la madre propone ir juntos a hablar con el profesor.

Dante también se enoja porque quiere cambiarse de orientación, de comunicación a informática. La madre sostiene que él quiere cambiarse porque en informática están sus amigos y agrega que estos, tienen problemas de conducta. Dante confirma y re confirma que es porque esa orientación, comunicación, “no le interesa”. Que solo es por eso y que no hay otro motivo.  

Una vez más la madre, escucha y abre, acepta pero no sin condiciones. Dice y se pronuncia como asustada y que necesita pensarlo porque le preocupa el tema de la compañías y la conducta. Pide el compromiso de parte Dante de no tener problemas de conducta si efectivamente se produce el cambio. Solo así está dispuesta a pensar la posibilidad de ir al colegio a pedir un cambio de orientación.

Me pregunto: qué cambio de orientación es tan necesario en Dante en este momento?

A que remite este cambio de orientación?  Que orientación ya “no le interesa”?

En la otra sesión, Dante comenta que pronto sería su cumpleaños y que se sentía preocupado por cómo sería su fiesta. Manifiesta que la misma se llevaría a cabo en la casa de los abuelos maternos y que a él le gustaría que vaya Marcelo, novio de la madre con sus hijos, pero que también le gustaría que vaya su hermana. Que esto le generaba malestar.

Ante esta situación la terapeuta invita a pensar posibles soluciones. Dante propone que invitaría a ambos y que le diría a la hermana que iba a estar invitado Marcelo. Dejando así, que ella decida. Deja claro que a él le gustaría mucho que vaya su hermana, “ y claro, yo quisiera que ella esté, yo la quiero, es mi hermana”

Tomando esta línea de trabajo, la propuesta sería, apostar a poner en juego la producción de un vínculo fraterno, convocando a la hermana a entrevistas con Dante, para dejar (se) devenir, habitar por ese encuentro, que seguramente no será igual a otros apostando a que se afecten y se dejen afectar.

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